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En principio, se suponía que sería un dispositivo de monitoreo perfecto que monitorearía todo, desde la actividad cardíaca hasta la presión arterial y los niveles de estrés, pero al final, el Apple Watch de primera generación no será un dispositivo de monitoreo de salud tan avanzado. El Apple Watch se caracterizará especialmente por tener un poco de todo.

Con referencia a sus fuentes familiarizadas con el desarrollo del Apple Watch, este dato el anunció El Wall Street Journal, según el cual Apple finalmente tuvo que descartar varios sensores de la primera generación que medían diferentes valores corporales porque no eran lo suficientemente precisos y fiables. Para algunos, Apple tendría que someterse a una supervisión no deseada por parte de los reguladores, incluso con algunas organizaciones gubernamentales ya el ha comenzado cooperar.

La compañía californiana planeó inicialmente vender su esperado reloj como un dispositivo de seguimiento que vigilará la salud del usuario. Llegarán al mercado en abril, pero al final se presentarán más como un dispositivo universal que sirve como complemento de moda, canal de información, "tarjeta de pago" vía Apple Pay o medidor de actividad diaria.

En Apple, sin embargo, no temen que, debido a la ausencia de algunos de los sensores de monitorización originales, las ventas disminuyan. Según fuentes WSJ La compañía de la manzana espera vender entre cinco y seis millones de relojes en el primer trimestre. Durante todo el año 2015, según el análisis de ABI Research, Apple podría vender hasta 12 millones de unidades, lo que supondría casi la mitad de todos los productos wearables del mercado.

Aunque el trabajo en el reloj comenzó hace cuatro años en los laboratorios de Apple, el desarrollo de algunas piezas en particular, relacionadas precisamente con varios sensores de medición, resultó problemático. Incluso se hizo referencia internamente al proyecto Apple Watch como un "agujero negro" que estaba devorando recursos.

Los ingenieros de Apple estaban desarrollando una tecnología de sensores cardíacos que podría funcionar, por ejemplo, como electrocardiógrafo, pero al final no cumplió con los estándares establecidos. También se han desarrollado sensores que miden la conductancia de la piel, que indica estrés, pero los resultados no han sido consistentes ni confiables. Se vieron afectados por hechos como manos demasiado grandes o piel seca.

El problema también fue que los resultados variaban dependiendo de qué tan ajustado el usuario llevaba el reloj en la muñeca. Por lo tanto, al final, Apple decidió implementar una monitorización de la frecuencia cardíaca más sencilla.

Apple también experimentó con tecnologías para medir la presión arterial o los niveles de oxígeno en sangre, pero ni siquiera en este caso pudo preparar sensores lo suficientemente fiables como para aparecer en el Watch de primera generación. Además, los datos mencionados también requerirían la aprobación del producto por parte de la Administración de Alimentos y Medicamentos y otras instituciones.

Fuente: El Wall Street Journal
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