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En las últimas semanas les hemos informado sobre los esfuerzos del Parlamento Europeo para introducir universalmente accesorios de carga uniformes para dispositivos móviles inteligentes de todas las marcas. Apple se opone firmemente a estas actividades, según las cuales la unificación generalizada de los cargadores puede perjudicar la innovación. Pero ¿qué pide exactamente el Parlamento Europeo y qué efectos tendría la puesta en práctica de este reglamento?

Requisitos de la UE

Entre los motivos que llevaron a los eurodiputados a presentar una propuesta para unificar los puertos de los cargadores se encuentran los esfuerzos por reducir costes, simplificar la vida de los usuarios y, por último, pero no menos importante, los esfuerzos por reducir el volumen de residuos electrónicos. La unificación de cargadores debería aplicarse a todos los smartphones, tablets y otros dispositivos móviles. Un estudio de 2019 mostró que casi una quinta parte de los usuarios tuvieron que enfrentarse a problemas importantes en el pasado relacionados con el uso de cargadores no estándar. Se trataba, por ejemplo, de problemas de incompatibilidad de cargadores entre diferentes dispositivos móviles, diferencias en la velocidad de carga o la necesidad de llevar consigo constantemente varios tipos de cables de carga y otros accesorios. Además, según la Unión Europea, la introducción de cargadores uniformes podría reducir el volumen de residuos electrónicos hasta en 51 toneladas al año. La abrumadora mayoría de los miembros del Parlamento Europeo votó a favor de la introducción del reglamento correspondiente.

Memorando fallido

La Comisión Europea lleva más de diez años desarrollando actividades encaminadas a unificar cargadores. Inicialmente, la UE pretendía unificar los puertos de carga directamente en los dispositivos móviles, pero con el tiempo la unificación de los terminales de carga resultó ser más fácil de implementar. Según datos de la Comisión, en 2009 se utilizaron aproximadamente 500 millones de teléfonos móviles en los países de la Unión Europea. Los tipos de cargadores diferían según el modelo, o mejor dicho, el fabricante: en el mercado había una treintena de tipos diferentes. Ese año, la Comisión Europea emitió el memorando correspondiente, que fue firmado por 14 empresas tecnológicas, entre ellas Apple, Samsung, Nokia y otros nombres famosos. Varios fabricantes de teléfonos inteligentes acordaron entonces introducir conectores microUSB como estándar para los cargadores de teléfonos inteligentes.

Según el plan, los nuevos teléfonos se venderían junto con cargadores microUSB durante un cierto período de tiempo, después del cual los teléfonos y cargadores se venderían por separado. Los usuarios que ya tenían un cargador que funcionaba solo podían comprar el teléfono inteligente si actualizaban a un modelo de teléfono más nuevo.

Al mismo tiempo, comenzaron las especulaciones (con razón) sobre si Apple sería capaz de cumplir con estos requisitos. En aquella época, los dispositivos móviles de Apple estaban equipados con un conector ancho de 30 pines, por lo que los extremos de los cables de carga también eran diferentes. Apple logró eludir parcialmente la regulación indirecta al permitir a los usuarios usar un adaptador: se colocó un reductor especial en el cable microUSB, que termina en un conector de 30 pines, que luego se conectó al teléfono. En 2012, la compañía de Cupertino sustituyó el conector de 30 pines por la tecnología Lightning, y como parte del mencionado acuerdo, también comenzó a ofrecer un adaptador “Lightning a microUSB”. Gracias a ello, Apple volvió a evitar la obligación de introducir conectores microUSB para los cargadores de sus dispositivos móviles.

Luego, en 2013, se publicó un informe que indicaba que el 90% de los dispositivos móviles en el mercado en ese momento eran compatibles con la tecnología de carga común. Sin embargo, esta estadística también incluye casos en los que el fabricante sólo permitía a los usuarios utilizar un adaptador microUSB, como era el caso de Apple.

Uno de los miembros de la Comisión Europea señaló en su momento que desde el punto de vista de los ciudadanos de los países de la UE y desde el punto de vista de los miembros de la comisión, un cargador ordinario simplemente no existe. El fracaso del memorando obligó a la Comisión Europea en 2014 a una actividad aún más intensa, que supuestamente conduciría a la unificación de los cargadores. Sin embargo, según algunos, el estándar microUSB ya se ha quedado obsoleto y en 2016 la comisión reconoció que la tecnología USB-C se ha convertido esencialmente en el nuevo estándar.

Protestas de Apple

Desde 2016, Apple reconoce la tecnología USB-C como una interfaz estandarizada para adaptadores de carga, pero simplemente no quiere implementarla como estándar para conectores de dispositivos como tal. La conectividad USB-C se ha introducido, por ejemplo, en los puertos de los últimos iPad Pro y MacBooks más nuevos, pero el resto de dispositivos móviles de Apple todavía están equipados con un puerto Lightning. Si bien la sustitución del estándar USB-A por USB-C para los adaptadores de carga (es decir, en el extremo del cable que se inserta en el adaptador de carga) no sería (aparentemente) un problema, la introducción generalizada del USB-C Los puertos en lugar de Lightning serían, según Apple, costosos y irían en detrimento de la innovación. Sin embargo, Apple tampoco está muy entusiasmada con la transición de USB-A a USB-C.

La empresa se basó en un estudio de Copenhagen Economics, según el cual la introducción de un estándar de carga uniforme en los dispositivos podría costar a los consumidores 1,5 millones de euros. El estudio afirma además que el 49% de los hogares en los países de la Unión Europea utilizan más de un tipo de cargador, pero sólo el 0,4% de estos hogares tienen problemas. En 2019, sin embargo, a la Comisión Europea se le acabó la paciencia ante la irresponsabilidad de algunos fabricantes con la adopción voluntaria de un estándar de carga uniforme y comenzó a tomar medidas para emitir una regulación obligatoria.

¿Qué será lo próximo?

Apple continuó manteniendo sus argumentos según los cuales la introducción de un estándar de carga unificado perjudica no solo a la innovación, sino también al medio ambiente, ya que una transición masiva a la tecnología USB-C podría resultar en la creación repentina de una gran cantidad de dispositivos electrónicos. desperdiciar. A principios de este año, el Parlamento Europeo votó prácticamente por unanimidad a favor de introducir legislación pertinente con las siguientes opciones:

  • Opción 0: Los cables terminarán con USB-C u otro extremo, el fabricante permitirá a los clientes comprar el adaptador correspondiente.
  • Opción 1: Los cables terminarán con un extremo USB-C.
  • Opción 2: Los cables deben terminar con un extremo USB-C. Los fabricantes que quieran seguir con su propia solución deberán agregar un adaptador USB-C al dispositivo junto con un conector de alimentación USB-C en la caja.
  • Opción 3: Los cables tendrán terminaciones USB-C o personalizadas. Los fabricantes que opten por utilizar un terminal personalizado deberán agregar un adaptador de corriente USB-C al paquete.
  • Opción 4: Los cables estarán equipados con un extremo USB-C en ambos lados.
  • Opción 5: Todos los cables estarán equipados con un terminal USB-C, los fabricantes deberán incluir un adaptador de carga rápida de 15 W+ con los dispositivos.

La Unión Europea pretende unificar las soluciones de carga para dispositivos móviles sin comprometer la innovación tecnológica futura. Al estandarizar las soluciones de carga, la UE quiere lograr una reducción de los precios y un aumento de la calidad, así como una reducción de la aparición de accesorios y accesorios para la carga no originales, no certificados y, por tanto, poco seguros. Sin embargo, aún no se ha tomado ninguna decisión sobre cómo quedará finalmente todo el reglamento.

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