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En la primera mitad de los años ochenta del siglo pasado, Steve Jobs compró una casa llamada Jackling House. Vivió en el magnífico edificio de los años 20, equipado con veinte habitaciones, sólo unos años antes de mudarse a Palo Alto, California. Se podría pensar que a Jobs le debe haber encantado Jackling House, la mansión que él mismo compró. Pero la verdad es un poco diferente. Durante un tiempo, Jobs odió tan intensamente la Casa Jackling que, a pesar de su valor histórico, intentó demolerla.

Compra antes de partir

En 1984, cuando la fama de Apple estaba en alza y se acababa de presentar el primer Macintosh, Steve Jobs compró Jackling House y se mudó a ella. El edificio de catorce habitaciones fue construido en 1925 por el barón minero Daniel Cowan Jackling. Eligió a uno de los arquitectos californianos más importantes de la época, George Washington Smith, quien diseñó la mansión en estilo colonial español. Jobs vivió aquí durante aproximadamente diez años. Estos fueron los años que tal vez vieron sus peores momentos, pero en última instancia también vieron su nuevo comienzo gradual.

En 1985, aproximadamente un año después de comprar la casa, Jobs tuvo que dejar Apple. Todavía vivía en la casa cuando conoció a su futura esposa, Laurene Powell, que en ese momento era estudiante en la Universidad de Stanford. Se casaron en 1991 y vivieron en Jackling House por un corto tiempo cuando nació su primer hijo, Reed. Sin embargo, finalmente la pareja Jobs se mudó al sur, a una casa en Palo Alto.

"Terle esa casa al suelo"

A finales de la década de 90, Jackling House estaba prácticamente vacía y Jobs la dejó en mal estado. Las ventanas y puertas quedaron abiertas, y los elementos, junto con los alborotos de los vándalos, poco a poco fueron pasando factura a la casa. Con el tiempo, la otrora magnífica mansión se ha convertido en una ruina. Una ruina que Steve Jobs literalmente odiaba. En 2001, Jobs insistió en que la casa no podía repararse y pidió a la ciudad de Woodside, donde estaba ubicada la mansión, que le permitieran demolerla. La ciudad finalmente aprobó la solicitud, pero los conservacionistas locales se unieron y presentaron una apelación. La batalla legal duró casi una década, hasta 2011, cuando un tribunal de apelaciones finalmente permitió a Jobs demoler el edificio. Jobs primero pasó algún tiempo tratando de encontrar a alguien dispuesto a hacerse cargo de toda la Casa Jackling y reubicarla. Sin embargo, cuando ese esfuerzo fracasó por razones bastante obvias, aceptó dejar que la ciudad de Woodside rescatara lo que quería de la casa en términos de decoración y mobiliario.

Así que unas semanas antes de la demolición, un grupo de voluntarios recorrió la casa en busca de cualquier cosa que pudiera retirarse y conservarse fácilmente. Se inició una acción que resultó en la retirada de varios camiones llenos de artículos, entre ellos un buzón de cobre, tejas intrincadas, carpintería, chimeneas, lámparas y molduras que eran muy específicas de la época y que alguna vez fueron un hermoso ejemplo del estilo colonial español. Parte del equipo de la antigua casa de Jobs encontró su lugar en el museo local, el almacén de la ciudad, y parte del equipo salió a subasta después de unos años más.

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