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Lisen Stormberg, vecino de Steve Jobs, escribió unas líneas sobre su reciente dimisión al frente de Apple.

Mi vecino, Steve Jobs, ha sido citado mucho en los medios últimamente. La razón principal es su reciente anuncio de dejar el puesto de liderazgo para que otros puedan continuar el ascenso de Apple. La prensa empresarial, las noticias, los blogs y todos los demás escribieron odas sobre el "mejor director ejecutivo de todos los tiempos" celebrando a este "niño maravilla" que cambió nuestra vida diaria con su genio.

Todo eso es cierto, pero aquí en Palo Alto, Steve Jobs no es sólo un ícono, sino un tipo de nuestra calle.

Conocí a Steve (¿alguien todavía lo llama Sr. Jobs?) hace muchos años en una fiesta en el jardín. Estaba completamente "desconcertado" al estar tan cerca de su ADN que apenas emití ningún sonido. Estoy seguro de que debí haber causado la mejor primera impresión cuando arruiné mi nombre cuando nos presentamos.

Lo vi nadar en la piscina con su hijo. Parecía un tipo normal, un buen padre que se divierte con sus hijos.

Lo conocí por segunda vez en las reuniones de clase de nuestros hijos. Se sentó y escuchó a un profesor explicar la importancia de la educación (espera, ¿no es uno de esos dioses de la alta tecnología que ni siquiera terminaron la universidad?) mientras el resto de nosotros nos sentábamos fingiendo que la presencia de Steve Jobs era completamente normal.

No mucho después, vi a Steve mientras salía a correr por nuestro vecindario. Estaba en una acalorada conversación con una versión más joven de sí mismo: jeans sencillos, una camiseta negra y gafas de montura fina. Debí parecer un tonto cuando tropecé con el espacio entre las baldosas tratando de evitarlas.

Era Halloween y pronto descubrí que él sabía mi nombre (¡sí, mi nombre!). Steve y su esposa han decorado su casa y su jardín para que parezcan bastante espeluznantes. Estaba sentado en la acera vestido de Frankenstein. Mientras caminaba con mi hijo, Steve sonrió y dijo: "Hola Lisen". Mi hijo pensaba que yo era la madre más mala de la ciudad porque me conocía. On –Steve Jobs.

Gracias por este momento, Steve.

A partir de ahora, cada vez que lo veía por nuestro barrio no dudaba en saludarlo. Steve siempre devolvía el saludo, quizás como un genio, pero también como un buen vecino.

Con el tiempo, las cosas han cambiado. Ya no se le veía con tanta frecuencia, su caminar se hizo más lento y su sonrisa tampoco era la que solía ser. A principios de este año, cuando vi a Steve caminando con su esposa tomados de la mano, supe que algo era diferente. Ahora el resto del mundo lo sabe.

Mientras Newsweek, el Wall Street Journal y CNET repiten constantemente el impacto de la era de Steve Jobs en la sociedad actual, no pensaré en la MacBook Air en la que estoy escribiendo o en el iPhone con el que estoy hablando por teléfono. Pensaré en el día que lo vi en la graduación de su hijo. Se quedó allí de pie con orgullo, con lágrimas corriendo por su rostro y una sonrisa de oreja a oreja cuando su hijo acababa de recibir su diploma. Quizás él sea el legado más importante de Steve.

Fuente: PaloAltoPatch.com
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