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Corría el año 2004 cuando Apple lanzó su iPod mini. El pequeño reproductor de música estaba disponible en cinco colores y tenía 4 GB de almacenamiento. El primer iPod mini presentaba una icónica rueda de clic con botones de control integrados y una rueda de desplazamiento sensible al tacto. A pesar de su pequeño tamaño, ofrecía excelentes funciones y muy rápidamente se convirtió en el iPod más vendido de la historia.

El iPod fue un gran movimiento estratégico por parte de Apple en ese momento, ayudando a borrar los desagradables recuerdos de las dificultades que tuvo que afrontar la empresa en la primera mitad de los años 10. Sólo un año después de su lanzamiento, el iPod mini vendió la friolera de XNUMX millones de unidades y los ingresos de Apple comenzaron a dispararse.

Apple no intentó minimizar absolutamente todo con el iPod mini. El objetivo era más bien demostrar que la reducción del tamaño del dispositivo no tiene por qué ir necesariamente asociada a un desagradable recorte de algunas funciones. El iPod mini eliminó los botones físicos que los usuarios podrían haber conocido del iPod Classic y los incorporó en una rueda de clic. El diseño original de esta parte del iPod mini fue, según Steve Jobs, una virtud surgida de la necesidad: simplemente no había suficiente espacio para botones físicos en el dispositivo reducido. "Pero en el momento en que lo probamos, pensamos: '¡Dios mío! ¿Por qué no lo pensamos antes?'", dijo.

Entre otras cosas, el iPod mini también estuvo en el comienzo de la obsesión del diseñador jefe de Apple, Jony Ive, por el aluminio. No quería renunciar al color del iPod mini, pero colocó el reproductor en un chasis de aluminio, fabricado con la ayuda de un proceso de anodizado. El equipo de Ive ya utilizó metal en sus productos en el pasado: era el Titanium PowerBook G4. Como tal, la computadora se convirtió en un gran éxito, pero el material resultó ser problemático y propenso a rayones y huellas dactilares, por lo que hubo que darle otra capa. Después de esta experiencia, el equipo de diseño decidió utilizar aluminio para el iPod mini, lo que les impresionó por su ligereza y resistencia. No pasó mucho tiempo y el aluminio también llegó a otros productos de Apple, como MacBooks e iMacs.

El iPod mini también anunció la incursión de Apple en el fitness. A la gente le encantaba el pequeño reproductor de música y lo usaba en gimnasios y para hacer jogging. Apple también promocionó este método de uso en los respectivos anuncios publicitarios. El iPod mini ganó popularidad como dispositivo que se podía llevar directamente sobre el cuerpo, y hubo muchos usuarios que compraron una versión mini para uso deportivo además del iPod más grande existente.

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