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Steve Jobs decidió visitar Moscú a principios de julio de 1985. El objetivo era claro: el esfuerzo por vender Mac en Rusia. El viaje de trabajo de Jobs duró dos días e incluyó seminarios con estudiantes soviéticos de tecnología informática, una celebración del Día de la Independencia en la embajada estadounidense o quizás debates sobre la puesta en marcha de una fábrica rusa de Mac. Combinando entidades tan dispares como la Unión Soviética en la década de XNUMX y Apple, también registra literalmente varias teorías e historias extrañas. Por eso no es de extrañar que la historia de cómo el cofundador de Apple estuvo a punto de meterse en problemas con el servicio secreto KGB también esté relacionada con el viaje de Jobs a la Rusia soviética en aquella época.

Quienes conocen un poco más de cerca la historia de Apple ya saben que el año en que Jobs visitó Moscú no fue tan fácil para él. En ese momento, todavía trabajaba en Apple, pero John Sculley asumió el cargo de director ejecutivo y Jobs se encontró, en muchos sentidos, en una especie de aislamiento virtual. Pero definitivamente no iba a quedarse en casa con las manos en el regazo, sino que decidió visitar algunos países fuera del continente americano, como Francia, Italia o la ya mencionada Rusia.

Durante su estancia en París, Steve Jobs se reunió con el (entonces todavía futuro) presidente estadounidense George HW Bush, con quien discutió, entre otras cosas, la idea de distribuir Mac en Rusia. Con este paso, Jobs supuestamente quería ayudar a iniciar una "revolución desde abajo". En ese momento, Rusia controlaba estrictamente la difusión de la tecnología entre la gente común, y la computadora Apple II acababa de ver la luz en el país. Al mismo tiempo, Jobs tuvo la paradójica sensación de que el abogado que le ayudó a organizar un viaje a la entonces Unión Soviética trabajaba para la CIA o la KGB. También estaba convencido de que el hombre que fue a su habitación de hotel (según Jobs sin ningún motivo) para arreglar el televisor era en realidad un espía encubierto.

Hasta el día de hoy nadie sabe si fue verdad. Sin embargo, Jobs obtuvo un registro en su expediente personal con el FBI a través de su viaje de trabajo a Rusia. Afirmó que durante su estancia se reunió con un profesor anónimo de la Academia de Ciencias de Rusia, con quien "discutió la posible comercialización de los productos de Apple Computer".

La historia de las dificultades con la KGB, que mencionamos al principio del artículo, también está contenida en la conocida biografía de Jobs escrita por Walter Isaacson. Jobs supuestamente los "arruinó" al no escuchar la recomendación de no hablar de Trotsky. Sin embargo, no se produjeron consecuencias graves. Desafortunadamente, sus esfuerzos por expandir los productos Apple en el territorio de la Rusia soviética tampoco dieron ningún resultado.

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