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En la segunda quincena de febrero de 2004, Apple lanzó su nuevo iPod mini. Miles de canciones podrían volver a caber en los bolsillos de los usuarios, incluso en los más pequeños. El último chip de Apple estaba disponible con 4 GB de almacenamiento y en cinco atractivos colores diferentes. El reproductor también estaba equipado con una rueda de control sensible al tacto. Además de ser el reproductor de música más pequeño de Apple en el momento de su lanzamiento, el iPod mini pronto se convirtió en el más vendido.

El iPod mini también fue uno de los productos que simbolizó el regreso de Apple a la cima. En el año siguiente al lanzamiento del iPod mini, las ventas de reproductores de música de Apple crecieron hasta la sólida cifra de diez millones y los ingresos de la empresa comenzaron a crecer a una velocidad vertiginosa. El iPod mini también fue un excelente ejemplo del hecho de que la miniaturización de un producto no significa necesariamente una reducción no deseada de sus funciones. Apple despojó a este reproductor de los botones físicos que los usuarios conocían del iPod Classic más grande y los trasladó a una rueda de control central. El diseño de la rueda de clic del iPod mini podría considerarse, con cierta exageración, un precursor de la tendencia de deshacerse gradualmente de los botones físicos, que Apple continúa hasta el día de hoy.

Hoy en día, el aspecto minimalista del iPod mini no nos sorprende, pero en su época fue fascinante. Se parecía más a un encendedor de diseño elegante que a un reproductor de música. También fue uno de los primeros productos de Apple en los que el entonces diseñador jefe Jony Ive realmente se esforzó por utilizar aluminio. Los coloridos colores del iPod mini se lograron mediante anodizado. Ive y su equipo experimentaron con metales, por ejemplo, ya en el caso del PowerBook G4. Sin embargo, pronto quedó claro que trabajar con titanio es bastante exigente desde el punto de vista económico y técnico y que aún es necesario modificar su superficie.

El equipo de diseño de Apple se enamoró muy rápidamente del aluminio. Era ligero, duradero y fantástico para trabajar. No pasó mucho tiempo antes de que el aluminio llegara a los MacBooks, iMacs y otros productos de Apple. Pero el iPod mini tenía otro aspecto: el aspecto físico. A los usuarios les gustó como compañero para ir al gimnasio o hacer jogging. Gracias a sus pequeñas dimensiones y útiles accesorios, era posible llevar literalmente el iPod mini en el cuerpo.

 

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