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Una gran cantidad de computadoras salieron del taller de IBM. Algunos fueron únicos por su éxito comercial, otros por su desempeño o precio. Es en la segunda categoría donde entra el superordenador STRETCH, que recordaremos en la parte de hoy de nuestra serie histórica. En su segunda parte hablaremos del virus de Chernobyl de los años noventa.

Supercomputadoras ESTIRAMIENTO (1960)

El 26 de abril de 1960, IBM anunció que planeaba crear su propia línea de productos de supercomputadoras llamada STRETCH. Estos ordenadores también se conocían como IBM 7030. Detrás de la idea original estaba el Dr. Edward Teller de la Universidad de California, quien en su momento planteó la necesidad de un ordenador capaz de realizar cálculos complejos en el campo de la hidrodinámica. Entre los requisitos se encontraban, por ejemplo, una potencia de cálculo de 1-2 MIPS y un precio de hasta 2,5 millones de dólares. En 1961, cuando IBM realizó las primeras pruebas de este ordenador, resultó que alcanzaba un rendimiento de alrededor de 1,2 MIPS. El problema fue el precio de venta, que inicialmente se fijó en 13,5 millones de dólares y luego se redujo a menos de ocho millones de dólares. Los superordenadores STRECH finalmente vieron la luz en mayo de 1961 e IBM logró vender un total de nueve unidades.

El virus de Chernóbil (1999)

El 26 de abril de 1999 se produjo una propagación masiva de un virus informático llamado Chernobyl. Este virus también se conocía como Spacefiller. Se dirigió a computadoras que ejecutaban el sistema operativo Microsoft Windows 9x, atacando el propio BIOS. El creador de este virus fue Chen Ing-hau, un estudiante de la Universidad Tatung de Taiwán. Según los informes disponibles, un total de sesenta millones de ordenadores en todo el mundo fueron infectados por el virus de Chernobyl, lo que provocó daños totales estimados en mil millones de dólares estadounidenses. Chen Ing-hau declaró más tarde que programó el virus en respuesta a las alardes de los fabricantes de software antivirus sobre la eficacia de los respectivos programas informáticos. Chen no fue condenado en ese momento porque ninguna de las víctimas emprendió acciones legales contra él.

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