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Antes del iPhone, el producto más icónico del taller de Apple era el ordenador Macintosh. En los años ochenta del siglo pasado, cuando vio la luz el primer Macintosh, pero la empresa de Cupertino no poseía la marca correspondiente. ¿Cómo fue el camino de Apple hasta poseer el nombre Macintosh?

Era el año 1982. Una carta firmada personalmente por Steve Jobs llegó al Laboratorio McIntosh, que en ese momento tenía su sede en Birmingham. En la carta mencionada, el cofundador y director de Apple pidió permiso a la dirección del Laboratorio McIntosh para utilizar la marca Macintosh. McIntosh Laboratory (originalmente simplemente McIntosh) fue fundado en 1946 por Frank McIntosh y Gordon Gow, y se dedicaba a la fabricación de amplificadores y otros productos de audio. El nombre de la empresa estaba claramente inspirado en el nombre de su fundador, mientras que el nombre del futuro ordenador de Apple (que todavía estaba en fase de desarrollo e investigación en el momento de la solicitud de Jobs) se basaba en la variedad de manzanas que el creador del proyecto Macintosh del que se enamoró Jef Raskin. Según se informa, Raskin decidió nombrar las computadoras con el nombre de una variedad de manzanas porque encontró que los nombres femeninos para las computadoras eran demasiado sexistas. Al mismo tiempo, Apple sabía de la existencia de la empresa McIntosh Laboratory y, ante la preocupación por una posible disputa sobre marcas, decidió utilizar una forma escrita diferente de los nombres de sus futuras computadoras.

No hubo consenso en Apple sobre el proyecto Macintosh. Si bien Jef Raskin originalmente imaginó una computadora que fuera lo más accesible posible para todos, Jobs tuvo una idea diferente: en cambio, quería una computadora que fuera la mejor disponible en su categoría, independientemente de su precio. Una de las cosas en las que ambos estuvieron de acuerdo fue en el nombre de la computadora. "Estamos muy apegados al nombre Macintosh", escribió Steve Jobs en su carta al entonces presidente del Laboratorio McIntosh, Gordon Gow. Apple creía que podría cerrar un acuerdo con McIntosh Laboratory, pero por si acaso todavía tenía el nombre MAC como abreviatura de Mouse-Activated Computer en reserva para sus futuros ordenadores. Afortunadamente para Apple, Gordon Gow mostró su voluntad de negociar con Jobs y le ofreció permiso para utilizar el nombre Macintosh tras el pago de una suma financiera, que se dice que ronda los cientos de miles de dólares.

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