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El día de ayer fue muy rico en novedades en el sector tecnológico, y no es diferente ahora, cuando el saco de noticias casi ha estallado. Los principales actores esta vez son sobre todo los gigantes americanos, encabezados por Facebook y Twitter, que una vez más se vieron obligados a detenerse delante del congreso, es decir, delante de la webcam, y defender sus prácticas monopolísticas. Por otro lado, puede celebrar Elon Musk, a quien le está yendo muy bien en el caso de Tesla y su creciente compañía automovilística ha superado otro hito: entró en el índice bursátil S&P 500. Pero a SpaceX tampoco le va mal, lo que No sólo enviaron con éxito, en colaboración con la NASA, una tripulación de cuatro personas a la Estación Espacial Internacional, sino que tampoco tienen que preocuparse por la competencia. La empresa espacial europea Vega literalmente se saboteó a sí misma.

La Unión Europea ha perdido en la carrera espacial. Los cohetes Vega caen como manzanas maduras

Si en el fondo alguna vez ha esperado que la Unión Europea se encuentre entre las principales potencias mundiales, incluso fuera de un sector distinto del de la industria y las empresas automovilísticas, tenemos que decepcionarlo un poco. La compañía espacial francesa Vega, de la que no se ha oído hablar mucho en los últimos años, fue considerada durante mucho tiempo un competidor digno que algún día lanzará con éxito cohetes al espacio, al igual que la estadounidense SpaceX o la gubernamental NASA. Un deseo puede ser el padre de una idea, pero fue esta idea audaz la que dio origen a uno de los lanzamientos de cohetes más aterradores y ridículos de las últimas décadas.

Los cohetes Vega del fabricante francés Arianespace ya han fallado varias veces en el encendido inicial y no sólo eso. Ahora, al intentar enviar dos satélites europeos al espacio, la empresa logró destruir un pedazo de naturaleza preciosa en algún lugar deshabitado de la Tierra. El conocido astrónomo Jonathan McDowell también se refirió a un error absolutamente evidente, según el cual este año ha pasado a la historia por el número de vuelos espaciales fallidos. Este año no se llevaron a cabo un total de 9 intentos y pruebas, la última vez que ocurrió hace más de medio siglo, concretamente en 1971. Aunque la NASA y SpaceX celebran grandes éxitos y se atribuyen el mérito de seguir avanzando en la historia de la humanidad, Arianespace tiene ojos para lágrimas y sólo nos queda esperar que el año que viene sea mejor.

Tesla se dirige al S&P 500. Los inversores están entusiasmados con el progreso de la compañía

Hablando del legendario visionario Elon Musk, echemos un vistazo a su otra empresa de éxito, que es Tesla. Esta empresa automovilística lleva mucho tiempo despertando pasiones y, aunque tiene muchos seguidores en todo el mundo, muchas malas palabras afirman que se trata de un proyecto no rentable y que la idea de los coches eléctricos simplemente ha caído. En su cabeza. Afortunadamente, las previsiones no se cumplieron y Tesla está cosechando más éxito que nunca. No sólo finalmente ha empezado a ser relativamente rentable, sino que incluso puede presumir de una serie de tecnologías innovadoras y de una ventaja significativa sobre la competencia. Esto no hace más que subrayar la confianza ilimitada, casi fanática, de los inversores, gracias a la cual las acciones de la empresa ya se han disparado varias veces.

La situación ha llegado incluso tan lejos que el 21 de diciembre Tesla pasará a formar parte del índice bursátil S&P 500 junto con las otras 499 empresas tecnológicas más grandes del mundo. Aunque pueda parecer que cualquiera puede registrarse en bolsa, no es así. El índice S&P 500 está reservado a los mayores actores del mercado y, para conseguir un billete de ida a la lista de estos gigantes, una empresa debe tener un valor de mercado mínimo de 8.2 mil millones de dólares. Y como puede ver, los accionistas también escuchan claramente este prestigioso hito. Las acciones de Tesla subieron un 13% y subieron a 460 dólares cada una. Veremos cómo la empresa automovilística sigue teniendo buenos resultados. Lo cierto es que casi XNUMX millones de beneficios son un resultado más que impresionante para este año.

Zuckerberg fue llamado nuevamente a la alfombra roja. Esta vez declaró por otros juegos políticos.

En Estados Unidos tienen una tradición muy bonita que comenzó hace unos años. Así se reúnen cada pocos meses representantes de las mayores empresas tecnológicas, algunos jueces, algunos representantes del Congreso estadounidense e, idealmente, algún lobista inteligente. La tarea de los representantes de estos gigantes es defender y justificar sus acciones y, en muchos casos, sus pasos en falso frente a estadistas gruñones y a menudo parciales. No es diferente ahora, cuando el director de Facebook, Mark Zuckerberg, y el director general de Twitter han sido citados a declarar. Esta vez, aunque la reunión ordinaria tuvo lugar sólo frente a una cámara web, significó un pequeño avance en las relaciones entre las esferas pública y privada.

Los políticos se han quejado de que ambas redes sociales favorecen a los liberales y restringen a los republicanos. Luego, Zuckerberg se limitó a defenderse diciendo que la plataforma intenta garantizar las mejores condiciones posibles para la comunidad y encontrar una delgada línea entre la libertad de expresión y la supresión de comentarios de odio. El director ejecutivo de Twitter, Jack Dorsey, se hizo eco de esas palabras y prometió más regulación y conversación. Al fin y al cabo, ambas redes sociales prohibieron la publicidad política unos días antes de las elecciones estadounidenses, pero ni siquiera eso detuvo la "agitación" de los dos gigantes. Sin embargo, ambos representantes prometieron intentar rectificar la situación y encontrar algún consenso común que no amenace de ninguna manera la libertad de expresión de la comunidad y al mismo tiempo limite la difusión de información errónea y comentarios de odio.

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